Autora, compositora e intérprete de
música nacional argentina
Mucho tiempo y espacio de mi vida me
ocupa estudiar la guitarra, instrumento con el que acompaño mi canto,
que consiste en un repertorio de canciones criollas argentinas, sin que
falte algún tango o milonga ciudadana.
El concepto de mi trabajo es abarcar la
música de todo el país, se basa en el rescate de una modalidad de
expresión que fue común a muchos intérpretes del cancionero
nacional, como Carlos Gardel, por citar el más notable ejemplo, quien
además de tangos, cantaba con total solvencia, estilos, gatos cuyanos,
tonadas, zambas. A estos intérpretes se los denominaba entonces, “
cantores nacionales”.
He crecido oyendo todo este rico
cancionero con el que cuenta nuestro país, porque mis padres, Arsenio
Aguirre y Blanca Chazarreta, cultivaron siempre esta línea de nuestra
identidad cultural. Yo sigo esta huella por varias razones: en principio
porque es genético, en segundo lugar, porque es un homenaje que hago a
mis progenitores y maestros, dándole continuidad, desde mi propio
estilo, a ese compromiso con nuestra cultura, a esos
principios que ellos defendieron toda su vida en años difíciles
para el arte nativo, cuando se les proponía, muchas veces, para darles
trabajo, que cambiaran el repertorio criollo por canciones de moda en
esos tiempos. Y por último, porque estudio e investigo todo lo que puedo
sobre el tema, el que me apasiona y conmueve profundamente.
Suelo decir que soy un estilo de
intérprete casi en extinción, ya que dentro del canto nativo, no surgen
con mucha frecuencia mujeres que canten y toquen bien la guitarra,
de modo que siguen quedando en mi admiración y respeto, las queridas
Carmen Guzmán y Suma Paz, pudiendo agregar como nuevo aporte, a la joven
María Susana Escribano.
En mis espectáculos incluyo el
complemento de las cajas vidalera y coplera con las que me acompaño
canciones anónimas, generalmente, de Santiago del Estero y de la
Quebrada de Humahuaca. El cuatro, instrumento venezolano que amigos de
ese país me regalaron para que lo incorpore a mi trabajo, aparece
brevemente también en un par de obras, “La mesa”, canción de Juan Carlos
y Peteco Carabajal y “Mariposa de Cumaná”, obra que le compuse al
pequeño instrumento por todo lo que significó para mí ese regalo que,
precisamente, me lo trajeron de Cumaná, estado de Sucre en Venezuela.
Interpreto canciones de mi autoría,
algunas de las cuales han sido grabadas por notables intérpretes y
autores argentinos, sin dejar de lado obras de grandes poetas y músicos
entrañables de nuestra cultura popular de todos los tiempos. Obviamente
transito también por la obra de mi padre, la desconocida y la muy
famosa, que es la que el público siempre espera y reclama.
Creo que este trabajo es una propuesta
digna, con climas no demasiado frecuentes en una solista y que cuentan
siempre con la bendición de una muy cálida receptividad por parte
del público y, afortunadamente también, de los colegas. Esto me alienta
a seguir adelante, fortifica mis convicciones y rejuvenece mi espíritu
cuando las nuevas generaciones de intérpretes opinan que soy un
referente de nuestra cultura popular.