Se dice que hay 30
hipótesis etimológicas del término pero la más aceptada
es la que sostiene que el término proviene de gauderio,
derivado del latín, vocablo que se usaba en el sur de
Brasil y de las provincias del litoral para designar a
los hombres que llevaban una vida libre en el campo.
En un acta del cabildo en 1774 aparece por primera vez
documentada la palabra gauderio. Se usó poco en el Río
de la Plata y a fines del siglo XVIII se usaba gaucho
en esta región y gaucho en el litoral y así gauderio
tomó la última sílaba del camilucho que eran los
hombres que trabajaban con el ganado en las misiones
jesuíticas. Es así como surgió gauducho que derivó
luego en gaucho. (1)
Aunque se la
utilizó en todo
el río de la
Plata - y aún en
Brasil - no
existe absoluta
certeza sobre el
origen de la
palabra
gaucho.
Es probable que
el vocablo
quichua
huachu
(huérfano,
vagabundo) haya
sido
transformado por
los
colonizadores
españoles
utilizándose
para llamar
gauchos a
los vagabundos y
guachos a
los huérfanos.
También existe
la hipótesis de
que los criollos
y mestizos
comenzaron a
pronunciar así (gaucho)
la palabra
chaucho,
introducida por
los españoles
como una forma
modificada del
vocablo
chaouch, que
en árabe
significa
arreador de
animales.
La denominación
se aplicó
generalmente al
elemento criollo
(hijos de
españoles) o
mestizo (hijos
de españoles con
indígenas),
aunque sin
sentido racial
sino étnico ya
que también
fueron
gauchos los
hijos de los
inmigrantes
europeos, los
negros y los
mulatos que
aceptaron su
clase de vida.
El ambiente del
gaucho
fue la llanura
que se extiende
desde la
Patagonia hasta
los confines
orientales de
Argentina,
llegando hasta
el Estado de Rio
Grande del Sur,
en Brasil (gaúcho).
El proceso
evolutivo del
gaucho
y el uso de esa
palabra se
desarrolló sin
solución de
continuidad.
Distintos tipos
de gaucho
existieron en
Argentina antes
de 1810, es
decir antes de
ser conocidos
con ese nombre.
Peones de campo
existieron desde
que comenzaron a
formarse las
primeras
estancias,
aunque hayan
sido pocas al
principio. El
tercer tipo -
que luego se
llamó gaucho
alzado -
existió en
reducido número.
Pero no fueron
los primitivos
peones ni los
"fuera de la
ley" quienes le
dieron la
característica
suficientemente
fuerte para
llamar la
atención.
Es indudable que
el tipo de
gaucho que
tuvo realmente
fisonomía
peculiar - el
primero que fue
llamado así -
fue el
gaucho nómada,
no delincuente,
que estuvo
implícito en el
gauderío
oriental del s.
XVIII. Este
gaucho fue
algo más que un
simple
vagabundo.
Adquirió en la
Argentina, a lo
largo del s. XIX
rasgos propios
bien definidos.
Y cuando se
difundió
suficientemente
- es decir, a
medida que fue
creciendo la
población rural
- fue llamado
gaucho,
como también se
había llamado al
paisano oriental
del s. XVIII.
Hábiles
jinetes y
criadores de
ganado, se
caracterizaron
por su destreza
física, su
altivez, su
carácter
reservado y
melancólico.
Casi todas las
faenas eran
realizadas a
caballo, animal
que constituyó
su mejor
compañero y toda
su riqueza. El
lanzamiento del
lazo, la doma y
el rodeo de
hacienda, las
travesías, eran
realizados por
estos jinetes,
que hacían del
caballo su mejor
instrumento; en
el caballo
criollo no sólo
cumplía las
faenas
cotidianas sino
que con él
participó en las
luchas por la
independencia,
inmortalizando
su nombre con
las centauras
legiones de
Güemes.
Fue el hombre de
nuestro campo,
principal
escenario de su
vida legendaria
y real. De vida
solitaria ya en
grupos de
tiendas, como
las tribus
nómades ya en
racheríos
aislados como en
la pampa sureña.
En Argentina se
festeja el Día
Nacional del
Gaucho el 6 de
diciembre.
Existen más de
50 etimologías
para esta
palabra que
designaba a una
etnia que, en el
siglo pasado,
era considerada
de lo más bajo
de las clases
sociales, y
luego de las
guerras de la
independencia
tuvo una pequeña
reivindicación,
por su coraje.
Los
Primeros GAUCHOS
:
Hacia
el año 1600,
aparecen en el
Litoral los
GAUDERIOS o
CHANGADORES.
Estos fueron los
primeros
gauchos. Pocos
años después los
encontramos ya
en la campaña
bonaerense.
Gauderio:
palabra de
origen portugués
con la que se
designaba a los
campesinos
andariegos de
Río Grande do
Sud (Brasil) y
Uruguay; eran
hombres
increíblemente
dúctiles en el
manejo del
caballo y la
hacienda. La
palabra "gauderio"
pasó al Río de
la Plata, donde
no era conocida
y sirvió para
designar al
paisano de
nuestros campos:
"étnias de
indios y
colonizadores..."
según Mariano
Polliza.
El ganado
cimarrón tuvo
mucho que ver,
con la presencia
del gaucho en
estas tierras.
En efecto, había
por entonces en
las desiertas
llanuras
pampeanas, miles
de cabezas de
vacas y caballos
salvajes , sin
dueños,
denominados
cimarrones. Y
esos hombres que
luego se
llamaron gauchos
empezaron a
alejarse hacia
la campaña donde
podían subsistir
sin mayor
esfuerzo, pues
con ese ganado
de nadie
satisfacían sus
necesidades de
sustento. Para
comer bastaba
con faenar un
animal; lo demás
lo brindaba la
naturaleza : no
les hacía falta
nada más. De
este modo
empieza a
dibujarse la
imagen del
gaucho libre ,
sin trabajo ni
vivencia fija ,
recorre a
caballo grandes
distancias y
duerme al
descampado sobre
su recado cuando
lo sorprende la
noche en la
soledad de la
llanura. Lleva
una vida nómade
y apartada de
las ciudades.
Por
entonces , las
autoridades dan
permiso a los
dueños de
tierras para
realizar
VAQUERIAS , es
decir, para
recoger y faenar
el ganado
cimarrón. El
gaucho trabaja
en ellas y
debido a las
expediciones que
tienen que hacer
para buscar el
ganado , se van
alejando cada
vez más de los
centros poblados
y se diseminan
por las pampas.
Fueron pues los
primeros
paisanos que
fundaron una
sociedad
campesina.
Sabemos que
hacia 1661, el
gaucho deambula
de rancho en
rancho (así se
le decía a su
rustica casa) ,
con sus
infaltables
lazos y facones
, vestido con
calzoncillos
blancos ,
chiripá , poncho
y sombrero.
Tales prendas y
los aperos de su
caballo son los
únicos bienes
del gaucho ,
para quién la
sociedad se
reduce a la
familia y a los
compañeros de
pulperias.
Su primitiva
casa era un
miserable
refugio , pero a
medida que se
afinca , el
gaucho levanta
el rancho de
paredes de barro
y cubre la
puerta con un
cuero. Ese
rancho pobre y
pequeño que
todos dibujamos
en los primeros
grados de la
escuela. Como le
bastaba matar
una vaca o
novillo para
alimentarse ,
comía casi
exclusivamente
carne - asada y
sin sal - ,
porque ésta era
muy cara. Del
animal
sacrificado solo
aprovechaba un
trozo de carne y
el cuero de las
patas para
hacerse un par
de botas para
canjearlo por
yerba , galletas
, etc.
Tal
tipo de
existencia
continuó hasta
que a principios
del siglo XVIII
el ganado
cimarrón había
disminuido tanto
por causa de
tales matanzas,
que las
autoridades
dejaron de
otorgar permisos
para vaquear.
Las botas de
potro y las
espuelas de
plata o hierro
fueron típicas
de nuestros
gauchos. Aún hoy
los paisanos se
enorgullecen al
lucirlas. La
bota de potro ,
abierta en la
punta , se hace
con el cuero de
la pata del
caballo , que es
muy flexible. La
abertura ( por
donde pasó la
tibia del animal
) permite al
gaucho estribar
con los dedos.
Comienzan los
cambios
:
Cuando se fundó
la ciudad de
Buenos Aires se
repartieron las
tierras , las
más extensas y
alejadas se
llamaron
ESTANCIAS. Al
principio, los
límites entre
una y otra eran
simplemente los
ríos y arroyos,
aunque a veces
se construyeron
zanjas
divisorias.
Durante el
Virreinato
comienzan a
crecer las
estancias en "
Tierra adentro
", o sea , en
lugares aún más
apartados y
hasta poco antes
en poder de los
indios.
Las autoridades
apoyaban su
instalación para
evitar la merma
de ganado
provocada por la
vaquería, pues,
si los animales
tenían dueños
ellos , se
encargarían de
cuidar que
subsistieran.
Las
nuevas estancias
ocuparon buenos
terrenos , altos
con declive para
que el agua de
lluvia no se
estancara y
provistos de
aguadas
naturales. Los
dueños no la
dirigían
personalmente
sino que
delegaban el
mando en
mayordomos y
capataces.
En ellas vivían
en pobres
ranchos los
esclavos y los
gauchos que
trabajaban como
peones. Como
esas estancias
tampoco tenían
cercos , era
necesario
"aquerenciar" el
ganado , es
decir aprovechar
la costumbre de
éste de
permanecer en un
sitio
determinado.
Para lograrlo,
durante tres o
cuatro meses se
los arreaba
hacia lugares
apropiados. Como
tales rodeos
iban
constituyendo el
ganado de la
estancia.
El aumento del
número de
estancias causó
otra
modificación en
las costumbres
del gaucho
comenzó a
abandonar la
vida nómada y a
conchabarse para
trabajar. El era
quien mejor
sabía realizar
las nuevas
tareas que la
estancia
requería ,
formar rodeo,
castrar y marcar
hacienda. Sin
embargo, en
cuanto reunía el
dinero que
necesitaba para
comprar sus
"vicios" (yerba
o tabaco) volvía
a la vida libre,
por esta razón
se los llamaba
también "
arrimados " .
Pero con tales
transformaciones
se le hará más
difícil
mantenerse como
el diestro
jinete dueños de
la llanura. En
efecto, ya en
las primeras
décadas del
siglo XIX, las
estancias
mejoran sus
instalaciones y
aumentan su
personal, porque
cada vez se
intensifica más
la exportación
del cuero y el
interés por la
explotación de
la carne vacuna.
Se inicia
asimismo el
cultivo de los
campos y la
mejora de las
razas por cruza
con animales
importados.
Abandonado el
antiguo rodeo,
el gaucho debe
entonces
adaptarse a la
situación; ya no
domina con su
rápido lazo el
ganado salvaje ,
ahora cuida la
hacienda mansa
de las
estancias.
El
gaucho en las
guerras de la
Independencia:
Cuando
el país llamó a
sus hijos para
luchar contra
España , después
del 25 de mayo
de 1810 , los
gauchos
ingresaron en
las filas
patriotas. La
audacia , la
habilidad para
cabalgar y el
enorme
conocimiento del
suelo , hicieron
de él un
excelente
soldado.
Guío a los
ejércitos
nacionales a
través de
nuestro
territorio y con
ellos peleó en
el Alto Perú a
las órdenes de
Belgrano o con
San Martín en
Chacabuco y
Maipú.
En el norte del
país otros
hombres
defendieron con
gran destreza y
valor las
fronteras de
nuestra patria
naciente , se
les llamo los "
gauchos de
Güemes " .
El
Gaucho y los
Caudillos
:
Más adelante ,
también
participaron en
las guerras
civiles al lado
de los
caudillos. Por
una parte, el
gaucho sentía al
caudillo como a
un hombre con
sus mismos
gustos y
parecidas
costumbres.
Pero hubo además
otras causas que
empujaban a los
gauchos a unirse
a estas tropas.
Ya
desde principios
del siglo XIX ,
a raíz de una
ley expedida en
1815 , se
dispuso que
quien no tuviera
propiedad
legítima sería
considerado
sirviente , y
todo sirviente
que no llevara
consigo la
papeleta de
conchabo de su
patrón , que era
válida sólo por
tres meses , era
declarado vago.
La persecución
que originó esta
ley, convirtió a
muchos gauchos
en hombres al
margen de la
sociedad; ante
esta situación
los gauchos
encontraron que,
junto a ls
caudillos
estaban
protegidos.
Entre huir de la
justicia hacia
las tolderías de
los indios o
engancharse en
las filas de un
caudillo, muchos
prefirieron esto
último ; de ese
modo aparecen
peleando junto a
Artigas ,
Ramírez y López
en el Litoral ,
con sus propios
caballos y armas
, organizados en
grupos pequeños
que atacan en
forma
imprevista.
Durante el
federalismo , el
gauchaje se
dividió , unos
fueron
partidarios de
Rosas y se
alistaron en sus
filas , mientras
otros se
plegaron a las
tropas
unitarias. A la
caída del
Restaurador ,
volvemos a
encontrarlos al
lado de Urquiza.
También en el
oeste , en las
provincias de
Cuyo y en la
Rioja ,
caudillos como
el Chacho
Peñaloza y
Felipe Varela ,
contaron con el
decidido apoyo
de los
campesinos.
El gaucho
desaparece
Todos
los hechos
señalados y los
que van a
producirse desde
1850 ,
transforman poco
a poco al gaucho
en paisano.
Por esa época
comenzaron a
alambrarse los
campos para
señalar sus
límites y los
propietarios de
ganado se
volcaron en
contra de los
gauchos que
mataban animales
ajenos. Muchos
se vieron
condenados a
viajar por los
caminos
bordeando los
campos sembrados
, con la amenaza
constante de ser
apresados sin la
papeleta de
conchabo , el
certificado de
trabajo , y
sufrir calabozo
o cinco años de
milicia.
A esto se suma
la inmigración,
miles de
campesinos
extranjeros se
afincaron en la
campaña. Como se
adecuaban mejor
al trabajo de la
tierra ,
desplazaron al
gaucho. Fue
entonces cuando
éste debió
elegir su futuro
, algunos no
aceptaron perder
su forma de vida
sin sujeciones,
otros quedaron
en las estancias
trabajando como
peones.
Entre el gaucho
de las vaquerías
y el paisano de
este momento, no
hay tanta
distancia en
años como en el
cambio que se
produce en el
personaje.
El gaucho fue el
hombre típico de
nuestros campos
y también la
causa de
discusiones y
polémicas.
Muchos
escritores y
ensayistas lo
pintaron como
holgazán , vago
y bandido. Otros
en cambio ,
exageraron sus
virtudes y
exaltaron su
vida libre y sin
ataduras. Hoy se
tiende a
comprender que
la existencia
del gaucho fue
consecuencia del
ambiente y de la
época en que
vivió.
Vestimenta del
gaucho
Remítase a la
vestimenta del
gaucho en su
sección.
La figura del
gaucho no puede
separarse de su
vestimenta. Así
como la llanura
fue su ambiente
y el caballo su
medio de
movilidad , el
traje lo
individualizó.
Recortado
contra el
paisaje pampeano
, parado en la
puerta de su
rancho o
empeñado en un
juego de taba o
bebiendo en la
pulpería , el
gaucho es ese
hombre callado
que hace sonar
con orgullo , al
caminar , las
espuelas que
lleva sobre su
botas de potro.
Muchos pintores
de la época
sintieron la
necesidad de
retratarlos en
distintas
actitudes. En
todos esos
cuadros resulta
admirable el
porte del gaucho
, luciendo sus
calzoncillos
amplios y con
grandes bordados
calados que
asoman debajo
del chiripá y
que sujetan a su
cintura con un
cinto.
Del mismo modo,
lo vemos
trabajando en el
corral,
protegido por un
poncho de lana
de brillantes
colores, que a
veces usa
recogiéndolo
sobre el hombro
a manera de capa
, o enroscado en
el brazo , como
para pelear.
Pero
imaginémoslo
también vestido
de fiesta ,
luciendo con
orgullo su
chaleco abierto
, prendido con
dos botones ,
que deja ver los
pliegues de la
camisa ; o bien
bailando un
cielito ,
enfundado en la
casaca corta que
adornaba con
botones de plata
y con lujosa
rastra en la
cintura.
Protegía su nuca
con el pañuelo
serenero que
coronaba con un
sombrero de copa
alta. Esta es la
figura que todos
recordamos a
través de
dibujos y otras
evocaciones
gauchescas ,
pero hay
diferencias
entre la ropa
que usaron los
primeros gauchos
y los de épocas
posteriores , el
chiripá
reemplazó al
primitivo
pantalón corto
de tipo andaluz
y el tirador
tachonado de
monedas y
patacones de
plata ,
reemplazó al
cinto.
Por otra parte,
el cuchillo , en
lugar de usarse
sujeto al
costado
izquierdo o
adelante , se
empezó a colocar
sobre los
riñones ,
enganchado al
tirador , como
lo llevan
actualmente
nuestros
paisanos.
Los
trabajos del
gaucho
:
El
gaucho y su
caballo son casi
una misma imagen
, nada hacía el
gaucho sin su
caballo y nadie
montaba como él
. Mostraba en
ello una
naturalidad que
sólo puede
conseguir quien
desde niño
prefiere
cabalgar antes
de caminar.
Caballo , lazo ,
rebenque y
boleadoras lo
acompañaban en
todas sus
andanzas.
Los primeros
gauchos cazaban
vacas con el
lazo o las
boleadoras para
sacarles el
cuero. Mas
tarde, cuando
ingresaron a las
estancias , el
trabajo aumento
y se hizo más
variado.
El gaucho
entonces, no
tuvo rival en el
rodeo , ni en la
doma , ni en la
yerra , y fue un
experto en
enlazar y
pialar.
En la yerra
enlazaba a la
presa con
verdadera
maestría , bien
afirmado sobre
el recado ,
revoleaba el
lazo con
movimientos
precisos y luego
arrojaba en
dirección del
animal. Este
quedaba
aprisionado por
la cuerda de
cuero para que
otro gaucho
pudiese pialarlo
, es decir ,
sujetarle las
manos y
voltearlo.
También era
hábil en el
rodeo , que en
esta época
consistía en
reunir al ganado
en un lugar para
revisarlo ,
separar animales
para la compra y
la venta o
vigilar su
estado.
Con las
boleadoras su
puntería también
era infalible ,
podía bolear un
ñandú o un
novillo a
grandes
distancias.
Las boleadoras ,
el lazo y el
rebenque , junto
con el cuchillo
, fueron para el
gaucho
herramientas de
trabajo y
también armas.
Basta recordar
que durante las
Invasiones
Inglesas y la
Reconquista ,
los ingleses
cayeron
atontados al ser
enlazados o
boleados por los
gauchos .
Y con el
rebenque , que
lleva adentro de
la funda de
cuero bien
trenzado una
barra de metal ,
podía matar de
un solo golpe.
Nunca se
separaba de él.
A todo esto
debemos agregar
que el terreno
no poseía
secretos para el
gaucho. En una
sola ojeada
reconocía una
huella , o
seguía un rumbo
guiado por
árboles o
pastos. Se
orientaba
también por la
posición de los
astros o algunas
aguadas , y su
finísimo oído
apoyado en la
tierra lo ponía
sobre aviso de
la proximidad de
los indios.
Estos magníficos
guías , que
podían conducir
sin dificultades
a los viajeros a
través de la
pampa se
llamaban "
baquianos " , y
de ellos se dijo
que eran " la
brújula de la
pampa " .
Durante las
guerras de la
Independencia ,
fueron muy
útiles al
ejército criollo
, pues nada más
que por el
movimiento de
los animales o
los casi
invisibles
desgarrones en
las plantas ,
podía informar
del paso del
enemigo y hasta
decir cuántos
hombres eran.
Las
diversiones
:
La taba , las
carreras de
caballos y de
sortijas, las
payadas, el
pato, la riña de
gallos, la caza
de avestruces,
los juegos de
naipes, fueron
todas
diversiones de
los gauchos.
La pulpería era
su principal
centro de
reunión y el
lugar donde
pasaban muchas
horas probando
su suerte en
juegos de azar ,
mientras alguno
punteaba en la
guitarra un
melancólico
yaraví y otros
se convidaban
con aguardiente.

El pulpero
atendía a sus
clientes detrás
de una fuerte
reja , que
dividía el
negocio, porque
a menudo había
peleas y no era
cuestión de que
le destrozaran
la mercadería.
Estos
establecimientos
eran también
almacenes y
tenían frente a
la casa una
cancha para el
juego de
carreras , que
fue uno de los
entretenimientos
favoritos del
gaucho.
En las carreras
intervenían dos
jinetes , que
iban en camisa
,descalzos y con
una vincha en la
frente para
sujetar el
cabello.
Montaban en pelo
a sus caballos y
mientras los
espectadores
hacían sus
apuestas se
preparaban para
la largada. A la
orden de los
jueces partían
al galope a
través de los
300 ó 400 metros
, que debían
recorrer. Las
riñas de gallos
fueron otro
pasatiempo
predilecto. En
este juego se
enfrentaba a dos
gallos
especialmente
entrenados para
la pelea y se
los hacía luchar
hasta que uno de
ambos moría.
Aunque hoy nos
desagrada la
crueldad de esta
diversión , los
gauchos se
entusiasmaban y
eran capaces de
apostar todo
cuanto tenían.
Fuente:
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Fuente:
(1) Enviado por Miguel Torres.