Relata Vicente C�tolo
en su NUEVO DICCIONARIO ARGENTINO, que este industrial, humanista,
arque�logo, etn�grafo y ling�ista, hijo de Samuel Lafone Fischer,
ingl�s y de Mar�a Quevedo y Alsina, Argentina, naci� en Montevideo un
28 de febrero de 1835.
A los 13 a�os fue
enviado por su padre a Inglaterra, y all�, en la Universidad de
Cambridge, obtuvo el t�tulo de magister artum, es decir, bachiller en
humanidades.
Regres�
al Uruguay, y de all� se traslad� a Catamarca, donde qued� al frente
de la explotaci�n de las minas de Las Capillitas, en 1859. Vendi� el
ingenio "Victoria", de El Paso, que pertenec�a a su padre, y compr� a
25 Km. al sur de Andalgal�, un extraordinario algarrobal. En pleno
desierto, realiz� una fundaci�n de contornos casi ut�picos. Con amplia
visi�n de la vida, y en torno a aquel ingenio, levant� casas para sus
500 obreros. Tom�ndolo como centro social erigi� un magno templo,
instalando en las cercan�as del mismo, amplias aulas para escuela,
como tambi�n su propia morada. Todo fue hecho, seg�n un plano
meditado, y bien ejecutado. Era un inmenso c�rculo de unos 400 metros
de radio, rodeado de un bosque. Todas las instalaciones del ingenio
estaban a un lado, y las casas de los obreros al otro, pero en el
centro situ� la iglesia, la escuela, la farmacia y los comercios.
Evidentemente, lo que buscaba era constituir una unidad social,
espiritual y cultural, a imagen de las reducciones guaran�es. Pilciao
(as� se llamaba el lugar) lleg� a ser un centro religioso y cultural,
que casi no ha tenido par en tierras argentinas.
Entre 1886 y 1892, los impuestos elevados arruinaron aquella empresa
industrial, y en el postrero de esos a�os se clausur�.
Desde a�os antes a
1892, Lafone ya hab�a mostrado inter�s por conocer todo lo referente a
la cultura ind�gena de Catamarca. Ya consagrado por completo a la
ciencia, recorri� estos valles desde Bolivia y recogi� numeroso datos
inc�sicos y preinc�sicos. Encontr� apoyo en quienes fueron sus amigos:
Bartolom� Mitre, Vicente F. L�pez y los doctores Francisco Moreno y
Juan B. Ambrosetti. Cuando escribi� Londres y Catamarca, estaba
en el apogeo de sus estudios.
Entre las numerosas
obras que escribi�, se destacan por su importancia: Introducci�n y
notas a la lengua mocov�, seg�n el Padre Tavolini; Vocabulario
Mocov�-Espa�ol fundado en los del P. Tavolini; Los Huacos de
Cha�ar-Yaco, provincia de Catamarca; A traveller’s notes in the
Calchaqui region, Argentine Republic; Un cap�tulo suelto de filolog�a
argentina; Los huacos de Yocavil, El pueblo de Batungasta, Ensayo
mitol�gico; El culto de Tonapa; Cat�logo descriptivo e ilustrado de
los Huacos de Cha�ar-Yaco (provincia de Catamarca); La Virgen del
Valle; Arte de la lengua Toba por el padre Alonso B�rcena; Los Lules;
C�rdoba de Calchaqu�, Londres y Ca�ete; el Mij� y el Zoque; Estudios
araucanos; Nombres de lugar y apellidos indios de etimolog�a y
eslabones aislados de la lengua Cacana; Grupo Guarycur�-Mocov�; Idioma
Abip�n; Los indios Chanases y su lengua; La raza pampeana y la raza
guaran�a; etc
En 1891, inici� la
Historia de la Virgen del Valle; con la cualidad de gran bibli�filo
que lo caracterizaba realiz� en esta obra la tarea magna del
investigador tenaz y concienzudo, revelando en ella, con toda la
verdad hist�rica arrancada paso a paso y en una inacabable y minuciosa
correlaci�n de detalles, el profundo conocimiento adquirido de los
acontecimientos que tuvieron por escenario los valles calchaqu�es,
antes del advenimiento de la colonizaci�n espa�ola. A Lafone Quevedo
se le debe la filiaci�n exacta de los indios jur�es y las primeras
investigaciones etnol�gicas sobre los ind�genas de dichos valles y de
Tucum�n.
En la provincia de Catamarca, donde residi� tantos a�os, realiz�
profundos estudios sobre la materia en la que adquiriera vastos
conocimientos, fund� escuelas con el exclusivo prop�sito de instruir a
los indios. Su af�n pedag�gico hizo que entre 1878 y 1892 se le
nombrara inspector de toda la ense�anza primaria en el Departamento de
Andalgal�.
En 1890, se traslad� a Buenos Aires, donde le fue otorgado el t�tulo
"honoris causa" de la Facultad de Filosof�a y Letras. Continu�
cultivando su especializaci�n en ling��stica y arqueolog�a, y en 1906,
fue nombrado director del Museo de La Plata, al mismo tiempo que era
decano de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de La
Plata. Fue tambi�n miembro de la Junta de Historia y Numism�tica.
Desempe�� numerosas comisiones cient�ficas y ocup� diversos cargos
p�blicos.
Muri� en La Plata, el
18 de julio de 1920.
M�rquez Miranda, uno de
sus alumnos lo describe de la siguiente forma: "figura peque�ita,
menuda, �gil y fina, como estilizada por el correr, ya dilatado, de
los a�os. La figura de ese viejecito ilustre, que parec�a cosa de
museo, �l mismo, con su 'jaquet' abotonado hasta muy arriba, de corte
arqueol�gico y de color deste�ido por el tiempo, con su enorme
paraguas verde en las manos nerviosas y enjutas, como un personaje de
Dickens. As� pasaba, con el cuello envuelto en su chalina de vicu�a,
tejida en su telar catamarque�o, por los corredores de la Facultad de
Derecho de la Plata, rumbo a la presidencia de la Universidad, de la
cual era guardasellos. Y los bulliciosos muchachos estudiantes, que
all� en los a�os anteriores a la Reforma universitaria le ve�amos
pasar, guard�bamos por un instante respetuoso e involuntario silencio"