La artrosis es una enfermedad
degenerativa de las articulaciones y produce el desgaste del
cartílago. Esta patología puede a producir incapacidad
funcional, aunque es difícil que provoque un grado de
invalidez que impida desempeñar las actividades cotidianas
necesarias. La erosión del cartílago articular, provoca la
alteración del cartílago articular del hueso opuesto de la
propia articulación que, a su vez, comienza a sufrir el
mismo proceso. Así, llega un momento en que los cartílagos
pueden llegar a desaparecer y se produce el dolor. Aún sin
llegar a esta situación, y a medida que desaparece el
cartílago, el hueso reacciona y crece por los lados
(osteofitos), produciendo la deformación de la articulación.
· Causas
Sabemos que algunos tipos de artrosis son
hereditarios, incluída la forma mas común que ocasiona
deformidad de los nudillos y en la que se ha encontrado una
anomalía genética específica. Esta anomalía origina un
cambio en uno de los componentes básicos de las proteínas,
llamados aminoácidos, que origina un deterioro prematuro del
cartílago. Múltiples trabajos de investigación se ocupan de
esta anomalía genética, y también de nuevos métodos para
estudiar las células, la química y la función del cartílago.
Todos estos esfuerzos están produciendo un rápido desarrollo
de nuestros conocimientos sobre la artrosis.
· Influencia
genética
- El sobrepeso, tanto fisiológico (obesidad) como el
ocasionado por desempeñar profesiones que exijan realizar
esfuerzos físicos muy intensos.
· Síntomas
Los síntomas de la artrosis son progresivos y dilatados en
el tiempo. Quizá el síntoma más temido sea el dolor, que en
un primer estadio está asociado al movimiento y al esfuerzo
al que se somete la articulación. En esta fase, el dolor
cesa con el reposo. Posteriormente, el agravamiento de la
artrosis hará que el dolor aparezca tras el reposo y tras el
ejercicio prolongado estos periodos de tiempo se van
dilatando y haciendo más continuos, hasta que el dolor es
casi constante. El reposo provoca que los músculos que
rodean la articulación se atrofien. Además, en otros casos,
el dolor y las deformaciones de los huesos provocan
contracturas musculares. El deterioro muscular ayuda a que
la enfermedad sea más severa, puesto que coarta los
movimientos naturales de la articulación y produce más
dolor.
Otro síntoma de la enfermedad es la rigidez de la
articulación que impide que los movimientos se desarrollen
sin dolor. Las zonas cervical y lumbar de la columna también
pueden verse afectadas por esta enfermedad.
·
Diagnóstico
Con una entrevista con el paciente y una exploración
articular se suele conseguir la diagnosis. Si el
especialista quiere confirmar el diagnóstico y determinar
cual es el estadío de la enfermedad, se pueden realizar
pruebas que consisten en la aspiración del líquido articular
mediante una artroscopia (suele utilizarse sólo en la
articulación de la rodilla) o la realización de radiografías
u otras técnicas de imagen (ecografía, escáner, etc).
·
Tratamiento
- Existen medicamentos, antiinflamatorios y analgésicos, que
pueden ayudar a aliviar los síntomas producidos por la
artrosis: tanto el dolor como la rigidez de la articulación.
Estos fármacos tienen el inconveniente de que pueden
producir problemas gástricos como las úlceras. Por otra
parte, el sulfato de glucosamina puede ayudar a ralentizar
la progresión de la enfermedad.
- La rehabilitación de la articulación dañada es otro
procedimiento habitual en el tratamiento de la artrosis.
- Tratamientos quirúrgicos
La cirugía también resuelve los casos en que las
articulaciones de carga (cadera) estén muy dañadas debido a
un estado muy avanzado de la enfermedad. Sin embargo, como
todas las intervenciones quirúrgicas, éstas tampoco están
exentas de riesgo. Los problemas principales que pueden
aparecer después de una operación son: desprendimiento de la
prótesis, debido a que ésta no encaja bien, o las
infecciones.
· Prevención
Es recomendable llevar una dieta sana y equilibrada,
realizar ejercicio físico moderado (acorde con la edad y el
estado físico de la persona) y evitar la obesidad. También
es necesario limitar los esfuerzos físicos intensos, tales
como cargar objetos pesados o desempeñar actividades
laborales que exijan un esfuerzo físico intenso. Los
deportes de contacto, como el fútbol o el rugby, no se
recomiendan a aquellas personas con artosis. Estas prácticas
deportivas son, frecuentemente, uno de los factores que
desencadenan la enfermedad. De hecho, muchos futbolistas
padecen artrosis de rodilla debido a que sufren daños en una
articulación de la rodilla, el menisco.
En caso de padecer ya la enfermedad, se deben evitar los
movimientos que producen dolor, ya sea utilizando
preferentemente otras articulaciones o limitando el uso de
las enfermas. Sin embargo, esto no quiere decir que se deba
tender a la situación de inmovilidad de estas últimas. Hacer
ejercicio con las articulaciones enfermas es fundamental
tanto para mantener la movilidad como para fortalecer los
músculos y así evitar que la articulación quede fláccida.
Este ejercicio debe ser suave y que no provoque dolor. Si es
excesivo, ya sea en tiempo, esfuerzo o intensidad, siempre
será perjudicial.
El uso de bastones o muletas y reducir el esfuerzo de las
articulaciones enfermas, es una forma de evitar el dolor y
la degeneración de la enfermedad. En la artrosis del pulgar,
el uso de utensilios con mango ancho (que eviten los
movimientos prensiles), evitar sostener objetos con los
dedos o el uso de férulas inmovilizantes durante el trabajo,
son medidas recomendables. El frío o el calor (en forma
localizada, en ambos casos) pueden, respectivamente, aliviar
temporalmente el dolor y la sensación de rigidez articular.
Una ducha caliente con chorro a presión en las
articulaciones enfermas puede ser muy recomendable.
· Localizaciones más frecuentes
- La artrosis produce dolor en las partes interna o frontal
de la rodilla cuando se la obliga a un esfuerzo. Por este
dolor, y por la evolución degenerativa, puede producir
cojera cuando la enfermedad alcanza un estadio severo.
Además, en cualquier momento de la enfermedad, el movimiento
de la articulación suele causar chasquidos.
- La artrosis en las manos puede estar ligada al sexo
femenino y a la herencia genética. Empieza por una
articulación y se va extendiendo al resto: el dolor acompaña
la evolución de la enfermedad, siendo más fuerte al
principio, y mitigándose a medida que aparecen los
“nódulos”. Las molestias suelen desaparecer a medida que la
deformación se completa. La funcionalidad de la mano es
normal salvo que la articulación quede un poco flexionada o
desviada.
- La artrosis en el pulgar puede coartar los movimientos de
presión. Suele afectar al sexo femenino.
- La artrosis de cadera provoca dolor en la ingle y la zona
interna del muslo, aunque a veces se puede “reflejar” en la
rodilla —sin molestias en otra zona—. En estadios avanzados,
puede dar lugar a dolor nocturno (por la posición de
descanso), o dificultades para flexionar las piernas o
caminar. La artrosis que afecta a la cadera se suele asociar
a personas que desempeñan labores agrícolas, sin maquinaria
adecuada y desde muy temprana edad.
¿CUAL ES EL IMPACTO SANITARIO?
La artrosis afecta a millones de
personas. Virtualmente, todas las personas de más de 75 años
tienen, al menos, una articulación afecta. Las mujeres se
afectan más frecuentemente, y en los hombres, la enfermedad
suele aparecer a edad mas temprana.
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