GABRIEL MALLADA
Por Pablo Suarez

Gabriel Mallada es un cantautor uruguayo, nacido hace 36 años en Paso de la Arena, Montevideo, que ha incursionado también en poesía.

La cultura latinoamericana, las problemáticas sociales y sus propias vivencias son temas frecuentes en las letras de las canciones que ha cosechado a lo largo de los cinco discos que lleva editados: “Verdades del Sur Americano” (2004), “De Palomas y Sueños” (2006), “Ecos de mi Tierra” (2008) y el reciente “Me Niego”.

Su inquieta y emprendedora personalidad lo ha llevado a presentarse no solo dentro de su país, sino también en Argentina y hasta en Europa, donde logró tocar en la Sala La Bellevilloise, en París, y el Teatro Eine Welt Haus de  Munich.

En su visita al Ciclo de Folklore Urbano “Yo Soy”, del pasado lunes 22 de Octubre, tuvimos la suerte de hablar con Gabriel, que nos contó algo de sus inicios, sus referentes, sus deseos y los proyectos que tiene en mente.

Sin lugar a dudas, esta es una buena oportunidad para ahondar en el pensamiento de uno de los referentes emergentes de la canción social latinoamericana.

 P: ¿Cuál es el primer recuerdo que tenés emparentado con la música?

R: El primero surge con la necesidad de musicalizar lo que escribía. La música, para mi, llego por medio de la escritura. Empecé escribiendo lo que creía que eran canciones y tuve la necesidad de tratar de musicalizarlo. Eso fue con 16 o 17 años.

En mi familia no hay músicos, aunque si estuvo siempre muy presente la música. En mi casa, por ejemplo, con mis abuelos, la radio estaba prendida todo el tiempo. Había tango de la mañana a la noche. Y con mi madre también, que es una persona muy musical, muy de cantar, mientras trabajaba o cocinaba. Así que la música siempre estuvo presente, no instrumentalmente, pero aunque no quieras eso va marcando y construye por dentro una identidad en lo musical.

 P: ¿A qué se debe la elección de este género y no de otro?

R: Primero que nada, yo escucho música muy diversa. Inclusive te diría que lo que se dice folklore, es muy poco lo que escucho. Más bien escucho música universal, como José Afonso, autor de música portuguesa; Beatles, Creedence; como también puedo escuchar a Julio Sosa o a Gardel. Y dentro de lo folklórico, siempre me gusto mucho la música latinoamericana de Yupanqui  o Falú, como también de Víctor Jara, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, etc. Siempre la canción con contenido. La música de por si tiene contenido, pero por sobre todo, aquella donde la palabra es el vehículo  o la herramienta que usa el pueblo para expresarse.

 P: ¿Qué te llevo a pararte del lado de la canción de crítica y compromiso social?

R: En realidad no lo sé bien, eso debe estar en el subconsciente. Uno viniendo de familia proletaria, y más si uno ha trabajado desde muy chico, se impregna de la realidad que lo rodea. Cuando vas al almacén y te cruzás con los vecinos, también trabajadores, con las mismas necesidades y los mismos sueños, intentás cantarle a lo más cercano. Así también fue cuando tocaba rock, mi banda era bastante social. Yo creo que eso es una condición de la música uruguaya. No diría de protesta, porque eso es de los sistemas que encasillan a la música, pero si de propuesta, porque la idea es apuntar a la construcción de un mundo mejor, que vos ves que es posible. Aunque evidentemente, para la gente que está en la vereda de enfrente a la tuya, obviamente estas protestando. Y para los que tenés en tu entorno, estas proponiendo. Siempre con ese doble papel. Las sociedades tienen la costumbre de encasillar a la gente, y la música o el arte en general no queda ajeno a eso.

 P: ¿A qué se debe el nombre del nuevo disco, “Me niego”? ¿A qué te negás?

R: En realidad el título intenta ser lo contrario a lo que parece a primera vista. “Me niego”, primero que nada, es un poema. La letra es de María Angélica Sabanes, una poeta uruguaya fallecida hace tres años,  y es uno de los dos temas de este disco que está hecho en coautoría. Esta persona escribió ese poema con casi 90 años. Y te resumo el estribillo para que veas a que parte de la negación esta orientada: “Me niego a someterme / Me niego a doblegarme / Me niego a rescindir mi derecho a ser feliz”. Por sobre todas las cosas habla de esperanza y de rescatar lo positivo de algunas negaciones. Porque en los tiempos que vivimos, las sociedades están acostumbradas al sí fácil de todo lo que te ofrece el consumismo, y existen momentos en los que hay que tomar una postura y aprender a decir que no.

 

P: ¿Cómo surgió la posibilidad de generar el espacio para artistas emergentes, denominado “Espacio en construcción”? ¿Existe la posibilidad de que se repita dado el buen nivel de aceptación que tuvo?

R: Ya te adelanto que el ciclo va a volver a sus andanzas a partir de febrero del año que viene. Es una propuesta colectiva, con alrededor de diez o doce músicos. La mayoría somos emergentes, aunque algunos son más conocidos que otros, pero tenemos varias propuestas artísticas: Hay dúos, grupos, solistas, y usamos mucho la interacción y el compartir. Se ha creado un vínculo humano grande, más allá de lo artístico. En presentaciones mías han tocado Carlos Benavides y Héctor Numa Moraes, entre otros, que son referentes y eso ha abierto otras puertas. Creo que son los pequeños engranajes que te van llevando por lugares que uno no va pensando, pero que son buenos. Yo creo que la pluralidad, por sobre todas las cosas, es lo que construye la tolerancia. Y a mí no me interesa ser el artista más escuchado porque sea el único que hay. La idea es que seamos un gran crisol de artistas y que la gente busque en cada propuesta. Me interesa la diversidad de género, y por eso en el ciclo no hubo solo música, sino también poesía, y esta vuelta, hasta tal vez tenga algunas pinceladas más de teatro. El arte está muy entrelazado. Cada faceta del arte llena un espacio que la otra no.

A mí me gusta trabajar mucho con imágenes, porque la parte visual aporta muchísimo adonde la canción deja un vacío. Es como otra voz, como si se formara un dúo.

 P: ¿Cómo surgió la posibilidad de tocar en Europa y que experiencias te trajiste que te hayan aportado algo?

R: Esa fue una de esas cosas en las cuales la vida te deja en lugares que no entendés.

Un poco el viaje surgió por la necesidad de visitar a la familia, porque mi mujer es francesa y yo tengo una hermana viviendo en Barcelona hace diez años; junto con la necesidad de tender puentes, como lo he hecho desde que vengo a Buenos Aires, por ejemplo. Y tuve la suerte también, de que en algunos lugares interesó el material mostrado y eso impensablemente me llevo a tener cinco conciertos en un mes.

Ahí te enfrentás a un público totalmente distinto culturalmente, que tienen otras necesidades y otras realidades y aspiraciones.

Te cuento una pequeña anécdota para que veas como te golpean a veces las realidades: En Alemania toqué en el teatro Eine Welt Haus, que es el teatro de la Central de Trabajadores de Munich. Es un complejo con cuatro salas impresionantes, y uno piensa que no puede ser que una central de trabajadores tenga algo así, que es de primer nivel. La directora del lugar, que hablaba perfecto español, me decía lo que le pasaba a ellos como alemanes, lo que el mundo veía de ellos y me contó cosas que nunca me hubiese imaginado. Por ejemplo que cuando se habla de la Segunda Guerra Mundial, todos hablan de los Nazis en Alemania, pero no todos eran nazis. Y nadie habla de la Revolución alemana, que se opuso el nazismo y tuvo treinta mil soldados asesinados por resistirse a la Guerra. Ni tampoco nadie habla de la Resistencia alemana, que ayudó a los Aliados a que llegaran a Berlín y demás. Todas esas cosas no siempre se cuentan.

O por ejemplo te encontrás con un edificio avasallado por las bombas y la destrucción en medio de dos torres imponentes, y te preguntás: ¿Cómo nunca lo arreglaron? Ahí te explican que eso es para que la gente lo vea y entienda que por eso no se puede pasar más. Y la única manera de que lo entiendan es que se crucen con eso todos los días. Y ahí te das cuenta la evolución de esas sociedades, no desde el punto de vista económico, sino desde lo mental y cultural.

 P: Siendo un artista tan emparentado con lo Social, ¿Que significó haber tocado en la conferencia que brindaron los Presidentes Chávez y Mujica, en el Polo Tecnológico de Cerro Montevideo, en el 2009?

R: Siempre estuve vinculado al Frente Amplio en Uruguay, de hecho, soy comunista. Y he militado mucho para el aparato del Frente, tanto en el período donde fue electo Tabaré Vázquez, como así también en el de Mujica. Y haber tocado ahí resalta más por los nombres que presidían el acto; pero para mí, sinceramente, no es más importante que tocar en un merendero, porque el trabajo se hace desde ahí. Lo otro es una casualidad del devenir del tiempo. Y obviamente te llena el currículum, pero lo nuestro se fundamenta desde otro lado, desde lo que hacés todos los días. Yo canto desde el pueblo y no para el pueblo. Por eso no tengo que despegar los pies de la tierra, porque si en algún momento no canto más desde el pueblo, sino para el pueblo, entonces ya seré otra cosa.

 P: ¿Qué opinás del gobierno de tu país?

R: Tiene muchas cosas buenas y muchas cosas que podés coincidir o no, y otras que te parecen mal directamente. Pero eso pasa en todos lo gobiernos, porque el ser humano es inconformista de arranque. Y cuando hay democracia es el bien común, y desgraciadamente para algunos, no se puede hacer todo lo que uno quiere o lo que a uno lo beneficia. Porque si tenés a un 50 % que vota a la izquierda y otro 50 % que vota a la derecha, quiere decir que el país está dividido simbólicamente. La otra parte también tiene voz y presencia en el Parlamento y tiene derecho a que se escuchen sus necesidades, aunque estén totalmente opuestas a las tuyas. Por eso trato de ser tolerante y aceptar la realidad tal cual es. Porque si nos pasamos a los autoritarismos, sean de izquierda o de derecha, me parece totalmente deprimente, siendo que lo mejor es construir pluralidad.

 P: ¿Qué proyectos tenés en mente ahora?

R: Estoy grabando paralelamente otras cosas, quizás con un corte más poético, donde va a haber otros matices. Y también estoy filmando un video clip, de unos de los temas de este último disco, que por suerte está siendo apoyado por el Fondo Nacional de Música de Uruguay. Soy muy inquieto como verás.

 P: ¿Un libro?

R: Tengo muchos, pero te podría decir que el que más me ha tocado, por vivir la realidad y compartir ese lugar, es “Geografías” de Mario Benedetti, como también “El libro de los abrazos” de Eduardo Galeano, que lo leí como cinco veces.

 P: ¿Un músico?

R: Te puedo hablar de Lennon, de “Paco” Ibáñez, de José Afonso, de Zitarrosa; de Aníbal Sampayo, que es un músico uruguayo, pero que está muy vinculado a la parte litoraleña argentina, que le cantó al paisaje y que situó al hombre en ese paisaje. Eso le da un condimento que me parece muy necesario. Y por eso me parece el Yupanqui nuestro.

 P: ¿Un deseo?

R: El único posible: La paz, porque encierra todo; el amor, los sueños, la esperanza, la vida. Encierra todo en tres letras y derriba las barreras étnicas, ideológicas, religiosas, culturales, musicales, de paisaje, y todo con la simpleza de tres letras.

 

 

 
 

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